Ponerle nafta al auto cuesta, desde hoy, un 6% más caro. El Gobierno nacional, que conduce Mauricio Macri, y las compañías petroleras acordaron un reajuste en el valor de los combustibles líquidos, para compensar el efecto de la devaluación del peso, que giró en torno al 40%. De esta forma, con el nuevo incremento, los precios de venta de las naftas líquidas acumularon un aumento del 20% desde febrero de 2015 hasta hoy.
El convenio entre el Poder Ejecutivo y las petroleras establece que las firmas productoras y comercializadoras de naftas y de gasoil, como YPF, Shell, Axion, Petrobras y Oil, aplicarán otro aumento en marzo y, por pedido del Gobierno, se comprometieron a no modificar los precios durante febrero.
A principios del año pasado, a causa de la caída del precio internacional del petróleo, el Gobierno nacional -que entonces encabezaba la presidenta, Cristina Fernández- había forzado una rebaja del 5% en los precios de los combustibles líquidos. Sin embargo, los incrementos se reanudaron, incluso pese a que el valor del crudo siguió a la baja en los mercados globales.
En febrero de 2015, los combustibles habían aumentado el 0,8%; en marzo, el 0,9%; en abril, el 0,9%; en mayo y en junio, el 1,5%; en julio, el 1,3%; en agosto, el 2,5% y en noviembre, habían aumentado el 4,5%. Si a estos porcentajes se le incorpora el nuevo reajuste del 6%, la acumulación de precios trepa al 20%.
El ministro de Energía, Juan José Aranguren, ratificó ayer que el primer reajuste regirá hasta marzo “independientemente de lo que pase en el mercado internacional o con el tipo de cambio”. Aranguren recordó que “también se estableció hasta el 30 de abril un reintegro que existía sobre el IVA que aplica a los combustibles que es una disminución del 2% para todo aquel que paga con tarjeta de débito y, por lo tanto, ese aumento del 6% se transforma en un 4% como impacto neto”.
La trama detrás de la suba
Las compañías que extraen crudo en el país aceptaron una baja en el precio del barril, que cotizará a U$S 55 en el caso del Escalante (se produce en Chubut) y de U$S 67,50 para el Medanito, de Neuquén. De esa manera, las petroleras sufrirán un descuento del 12% respecto del precio actual, pero percibirán valores por encima de las referencias internacionales.
En tanto, las empresas refinadoras pagan el petróleo en pesos, pero con valores atados al tipo de cambio, por lo cual tras la devaluación de la moneda nacional, solicitaron el reajuste de los precios comerciales de las naftas para no modificar el ritmo de producción. Ante este escenario, el área de Hidrocarburos del Ministerio de Energía trabaja para definir un acuerdo con las empresas y con las provincias petroleras, y con los sindicatos del sector, para continuar con el esquema de precio sostén para el crudo producido en el país. Con esta estrategia, el Gobierno nacional intenta preservar los niveles de producción y de ocupación en yacimientos, y de ingresos por regalías para los estados provinciales, consignó la agencia de noticias DyN.
Activado por la administración kirchnerista, el esquema de precio sostén venció la semana pasada y ahora será revisado a la baja. Sin embargo, los valores seguirán siendo sustancialmente superiores a los que rigen en el mercado internacional, hoy por debajo de los U$S 37 por el barril.
Según fuentes del sector energético, la pretensión del Gobierno nacional sería llevar el precio sostén del crudo Escalante, de los U$S 63 que regían hasta fin de año a U$S 55 dólares, y en el caso del crudo Medanito, de U$S 77 a U$S 67 por barril. Es decir, con una baja en torno al 15%. En estos días, la discusión del sector gira en torno al efecto sobre el precio de los combustibles que dejó la fuerte devaluación del peso, que el Gobierno convalidó el mes pasado con la unificación del tipo de cambio (en torno del 35%) y su secuencia de aplicación.